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lunes, 19 de marzo de 2012

Árboles con tronco pintado de blanco



Árboles con tronco pintado de blanco = Armonía.
Árboles con tronco pintado de blanco = Equilibrio.
Árboles con tronco pintado de blanco = Lenguaje de símbolos.
Árboles con tronco pintado de blanco = Nido de pájaros.
Árboles con tronco pintado de blanco = Tratado de estética.
Árboles con tronco pintado de blanco = Minimalismo lírico.
Árboles con tronco pintado de blanco = Rincón de luz.
Árboles con tronco pintado de blanco = Belleza de lo sencillo.
Árboles con tronco pintado de blanco = Lo breve/si bueno/dos veces bueno.
Árboles con tronco pintado de blanco = Juan Antonio Bernier.


Árboles con tronco pintado de blanco.
Juan Antonio Bernier.
Editorial Pre-textos, 2011.60 páginas.
PVP: 10€

Lecturas cruzadas: Claudio Rodríguez, La Adoración.

martes, 22 de noviembre de 2011

Veinte años, tenían veinte años...




Tenían veinte años...Alberto Acerete, Cristian Alcaraz, Bárbara Butragueño, Laura Casielles, Ernesto Castro, Cristina Fernández Recasens, David Leo García, Berta García Faet, Javier Gato, Álvaro Guijarro, Alberto Guirao, Odile L'Autremonde...

Veintisiete nombres para veintisiete proyectos, sin sobrepasar las veintisiete vidas que en medida anual llevan dentro cada uno de las y los poetas que comprenden este espacio uni-verso. Luna Miguel, la tan odiada, tan querida, tana dmirada y tan envidiada Luna Miguel, en un gesto más de pericia literaria, ha sabido traer al escenario poético una antología distinta. Digo distinta porque es un chorro de agua fresca, un navajazo a la vuelta de la esquina, un gancho de izquierdas, a fin de cuentas, un punto de inflexión dentro del mundo antológico. Más allá de las antologías oficiales u oficialistas, de las antologías académicas o las antologías malditas, de las antologías undergrounds... Tenían veinte años y estaban locos es un compendio de poetas que, con mayor o menor trayectoria, ofrecen una mirada distinta buscando el mismo cauce pero siendo afluentes de un río cuyas últimas lluvias ha renovado sus aguas. Un fluir de poemas donde las voces se intercalan, apuestan entre ellas y se conjuran dentro de un mundo de mariposas de cenizas y látex. En un momento donde la cultura ha pasado a ser la amiga molesta que no quieres invitar a tu fiesta de pijamas, aparece de la mano de La Bella Varsovia esta apuesta de Luna Miguel por sus semejantes y por la poesía. Una antología de presente y futuro cuyo manifiesto no es otro que el de la enfermedad común por la poesía.

...Ruth Llana, María M.Bautista, Constantino Molina, Enrique Morales, Raúl E. Narbón, Sara R. Gallardo, Marina Ramón Borja, Eba Reiro, Judit del Río, Emily Roberts, Laura Rosal, Miguel Rual, María Salvador, Ángel de la Torre, Unai Velasco... y estaban locos.


Tenían veinte años y estaban locos. (V.V.A.A)
Edición de Luna Miguel..
Editorial La Bella Varsovia, 2011.
178 páginas.
PVP: 15€




domingo, 20 de noviembre de 2011

Días ordinarios



Jeymer Gamboa, un poeta, o tal vez un sintentizador de los días que pasan. En suma, un observador que en la vaguedad de los días encuentra un motivo para señalar un poema. Un acontecimiento. Más allá de sr el XI Premio de Poesía Emilio Prados. Su poemario quizás se hubiese adaptado a una editorial más independiente, pero la sorpresa nos ha hecho ver este gran poemario dentro de nuestra querida Pre-textos. El costarricense se suma a los escritores del vacío de este inicio de siglo XXI y nos acerca una diáspora de relatos diarios que ha convertido en poética personal. En las noches de verano/ el ventilador que cuelga del techo/ es un degollador de planes postergados. Gamboa atraviesa la psique del lector, le propone un juego de principio a fin donde, a veces, el reflejo nos daña la vista. Su verso es un analgésico necesario para la lírica actual donde encontramos una distorsión literaria entre el hallazgo, la rareza y la reinvención. Podemos decir que Jeymer forma parte del primer grupo, su capacidad para disfrazar el lirismo y vendernos el poema como un artefacto limpio y preciso nos asoma a un balcón al que merece la pena asomarse. En Días ordinarios, encontraremos la distancia más breve entre dos puntos: lector y poesía, mediante la destreza de este poeta. Jeymer Gamboa, una fuerte brisa cuya música de fondo nos abre los frascos de insulina necesaria para alimentar la poesía de esta nueva década.



Días ordinarios.
Jeymer Gamboa.
Editorial Pre-textos, 2010.
100 páginas.
PVP: 10€

Lecturas cruzadas: Potrillo, La voz a las tres de la madrugada, Color carne.

domingo, 5 de junio de 2011

El libro de las transformaciones



Desde Extremaydura capital de la españolía rústica me ha llegado un regalo en forma de libro, decir libro quizás sería menospreciar este objeto literario. Un tal Luis Gámez ha escrito un ensayolibropoema que viene a traernos la multiplicidad de los espejos cuando forman un bucle en el que, inacabadamente, se va perpetrando la imagen a su vez que ésta pierde algún elemento a medida que se hace infinita. El libro de las transformaciones es un ejemplo de clarividencia discursiva a la hora de mostrarnos el mundo como plagio, el plagio como discurso y el discurso de un mundo plagiado en libros que se perpetúan en fondo y forma. Verso libre, endecasílabos de gaita gallega y prosa que se evapora como la tipografía de aquellas novelas de western de los años 80 cuyas páginas desprendían un aroma propio de un zulo de cartón. No conozco al tal Gámez pero un buen amigo del Sur peninsular me ha hecho llegar un paquete de libros entre los que destaca la lucidez de este escritor cordobés. Sí, me ha sorprendido gratamente. Dentro del automatismo de escritura poética joven de esta iberia emergida en mundoblog, Luis Gámez viene a aportar un carácter diferencial a la escena. ¿De qué va el libro de las transformaciones? Como no podía ser de otra manera de vacío, una mentira muy veraz, un responso al amor, una transformación de la ausencia que atraviesa la carne, el verbo y los límites del plagio en un ensayo que va más allá de la mera experimentación. Búsquenlo, si no lo encuentran no cesen en el empeño. Merece la pena.



El libro de las transformaciones.
Luis Gámez.
Ilustraciones: Miguel Gómez Losada.
Aristas Martínez Editorial, 2011.
112 páginas.
PVP: 12€

Lecturas cruzadas: Alma, El hacedor (de Borges), Remake, Sobre unas ruinas encontradas.

martes, 26 de abril de 2011

El abismo del ser humano



Leonid Andreiev, el exilio de la sombra. El olivo azul nos regala una colección de cuentos del ruso Andreiev. Y no es cualquier colección de cuentos, no.  La ilustración de una marcha Zombie. Es el principio de la oscuridad y el vacío que hoy nos acecha, si bien el escenario es muy distinto, la concatenación de esta serie de cuentos nos ofrece la posibilidad de contemplar al primer zombie de la literatura, Lázaro, cuya resurrección es el preludio de la carestía, la indagación de la sombra en la condición del ser humano, aflorando toda su crisis existencial, dando paso a la putrefacción de la vida y de todas las normas sociales que le rodean, siendo derrotadas por la penumbra de los ojos de un Lázaro más muerto que vivo, los ojos del abismo. Un itinerario marcado por el suicidio o la magistral narración de cómo la belleza puede ser agredida hasta la violación trazando un juego de metáforas y paisajes que no por cotidianos carecen de una asombroso factor sorpresa. Andreiev, maestro del cuento. No carente de sátira y sarcasmo, este escritor de la oscuridad se me antoja necesario para denostar y desenmascarar a tanto vampiro y zombie de tres al cuarto que anda suelto por ahí. Literatura, cada cuento de Andreiev es una magistral clase de literatura, si me apuran hasta del lirismo más contemporáneo que se pueda leer en la actualidad, que ya es mucho decir, claro. Estupefacta estoy aún, tras la lectura de este  libro, seguiré buceando en este autor, pues me ha parecido excepcional en todo su contexto. Y eso que ando a punto de acabar mi última lectura: El ladrón de Morfina, por recomendación de una buena amiga, pero hasta llegar a Mario Cuenca Sandoval, recomiendo echar un rato con el ruso de aspecto peligroso y delirante y oscura prosa.Quién lo hubiese pillado en su momento...


El abismo.
Leonid Andreiev.
El olivo azul, 2010.
170 páginas.
PVP: 19€

sábado, 16 de abril de 2011

La educación física, que no gimnasia...



Un contacto de facebook del sur de España me recomendó la lectura de un poemario de un tal Pablo Fidalgo. Me indicó que la lectura de este libro pondría cuerpo al vacío que en los primeros posts de este blog he ido apuntando tras una serie de lectura,s más o menos circulares, en torno a esa generación vacía que asola la literatura más actual. La Educación Física, de Pablo Fidalgo, es un apunte de cómo corporeizar ese vacío rellenándolo de amor e introspección vertida en el deseo, un libro que ha venido a complementarme, en cierta manera, a otro gran libro de poesía que leí hace mucho tiempo, El fósforo astillado, de Juan Andrés García Román. Puede ser que, influenciado por esa esa estructura de piezas a representar en un teatro, bien en modo operístico, bien en actos teatrales, la educación física supone un salto adelante respecto de otras tramas o oargumentos que cincurvalan el vacío. La Educación Física apunta directamente a un objetivo, el deseo, volcar el vacío en el deseo. No es tarea fácil, pero Pablo Fidalgo lo ha logrado en manera y forma sobresaliente, pues más allá de la libertad métrica de sus versos nos encontramos ante una oda a la juventud que ha servido para que el autor gallego forme parte del catálogo de una de las mejores editoriales de poesía en lengua española. ¿Qué es La Educación Física? Es bien sencillo, probablemente, el compendio que necesitaba la alctual poesía joven, o dicho de otra manera lo que en su momento supuso el Adiós a la época de los grandes caracteres, del  madrileño Abraham Gragera. Para una servidora, La educación física, junto al Fósforo Astillado, son el enexo de unión de la poesía de los nacidos a finales de los 70 con los poetas nacidos en las décadas de los 80 y los 90. Si bien, en breve haré un apartado para tratar esa antesala al relevo generacional de la mano de Elena Medel y Luna Miguel. Feliz passion week al personal.





La Educación Física.
Pablo Fidalgo Lareo.
Editorial Pre-textos, 2010.
88 páginas.
PVP: 12€

jueves, 7 de abril de 2011

De salmones, padres e hijos.




Girar la cabeza y golpearte, sin poder remediarlo, con un bloque de cemento. Sukkwan Island, la historia  de  un padre y un hijo. David Vann supera a su maestro McCarthy en una de las más brillantes narraciones del SXXI. Sin caer en tediosas y absurdas comparaciones con el Martin Eden de London o La carretera del citado Cormac, Sukkwan Island nos imparte una maravillosa lección de los problemas de comunicación entre padre e hijo y de la deshumanización global de las relaciones interparentales y paternofiliales en un escenario donde no se puede culpar a Internet. El devenir de Jim y Roy, la lección de supervivencia y la frenética lucha  No me cabe ninguna duda de que ha sido el fenómenlo literario del pasado año, muy por encima de cualquier contricante en los anaqueles. Destacar la pericia narrativa de Vann sería redundar en discursos literariamente correctos, propios de ABC, o similares medios de información vendidos a la reseña facilona y epatante. Sukkwan Island supone una fractura con todo lo anterior que cualquier amante de la lectura haya podido leer. Al iniciar la segunda parte de este libro pueden ocurrir dos cosas, primero, que la lectora (persona), cierre el libro para poder dormir tranquilamente, o, segundo, que la lectora (persona valiente), haga de tripas corazón y se adentre en la frenética historia de amor de un padre y un hijo que no le permitirá dormir durante varios días. Nightmare en Alaska. No, reducir o desprestigiar esta joya literaria a un gore posmodernista es depreciar la buena literatura que derrama en cada una de las páginas est desgarradora historia. Curiosamente, y desde otra perspectiva bien distinta, pero siguieno el hilo generacional del nuevo siglo, nos volvemos a encontrar ante una historia fundamentada en el pilar del vacío. Hay una diferencia de edad entre Tao Lin y David Vann que es palpable, pero ambos han apostado por el vacío en sus primeros libros desde dos escenarios totalmente distintos pero a la vez complementarios, a pesar de que la obra de Vann es de una consistencia que nada tiene que ver con el amigo Lin, el nexo común del vacío es algo que se revela en ambos manuscritos. Y lo mejor, lo mejor de todo, es que es una apuesta de una editorial  joven como Alfabia, se les escapó a Planeta o a Mondadori esta maravillosa obra de la literatura del nuevo siglo, imagino que muy pronto será llevada al celuloide, si bien, será imposible que el impacto que supone la lectura de Sukkwan Island cause en el espectador ese daño o golpe psicológico y moral que, como el directo al hígado del boxeador, provoca la inmersión literaria en este intrigante suceso literario que nos ofrece David Vann. Para algunos el drama existencia del año. Para mí, el ensayo lírico más lúcido sobre la existencia que esta jovenzuela ha leído hasta el momento.


Sukkwan Island.
Traducción: Daniel Gascón.
Alfabia, 2010.
176 páginas.
PVP: 18€


Lecturas cruzadas: Elegía, Suomenlinna, La carretera.